viernes, 16 de noviembre de 2007

Lugares comunes


¿Qué puede ser peor que la sin respuesta?

¿El silencio? La caricia del silencio estrujando mi pecho. Ese dolor prolongado que arde, tortura antes de respirar el último aliento. Gracias por la verdad efusiva que llega por experiencia y no por el grito de la voz.


Que miedo siento al escribirte, lector, amigo; porque presiento que no habrá respuesta. Qué terror ver mis letras olvidadas en esta bandeja de entrada o peor aún en elementos eliminados.


Ya no sé qué más agregar a este mensaje sin razón, sin respuesta, este mensaje que en definitiva carga dolor en los ojos.


Peste enamorada


El control de los dos ángeles


¿dónde está? ¿por qué se pierde?


búscalo en la calle sola


en la esquina donde duele


ver la imagen de amantes


encontrándose en la suerte.


Esa música sencilla


no sale del retrete


viene de bocinas verdes


por donde bajan serpientes


a cazar pese a la muerte


un montón de muchos meses.


Hay que enseñarse a cantar


cuando la mente se enferme


porque habrá un rumor de dardos


todos los días de peste.

Imagen cortesía de www.ignaciovaldez.com.mx Y otro crimen quedará sin resolver

Siluetas y engaños

I
La tierra estaba tan fría aquella mañana cuando me levanté y no estaba, que creí que el calentamiento global se había disipado. El fenómeno se lo tragó en el sueño. Pero no. El recuerdo de esa primavera cuando lo vi por primera vez lo regresó a mi memoria; lo toqué en las escaleras; en esa, conocida, antigua construcción del arquitecto Zeferino Domínguez Villarreal. Ahí las lunas nos miraron de otra manera... nos ocultaron su voluble autoridad.

II
No he cambiado soy la misma desconocida.
Tardas: quiero nacer contigo en el ruido de los recuerdos...

Esta noche te espero como todas las noches...

Hoy en el día menos de vida quiero perderla contigo: te culparé de mi muerte prematura.

Pagas el funeral y me olvidas lento.


III

Soy el gato de ojos místicos que murió de curiosidad. Me ahogo en un charco de sangre. Esparce mis cenizas en el mar de la tranquilidad.



martes, 13 de noviembre de 2007

Placebo Plástico... espéralo

Monólogo fársico a tres, cuatro o más voces para un público atónito.
De
Brenda Margarita Macías Sánchez
[Virgen Draco]


Para Ojos de té helado, K, en memoria

Reencuentro dominical

Eres mi turbia locura y mi caprichosa extravagancia.
No hay salvación...
Tengo indicios del mar incurable: amor que conduce a la muerte.
¡Ampútame con tu frialdad científica!
Sumérgeme en una fase enclenque
acércate a esta enferma
aplica un remedio a mi único consuelo: dormir...
Y sin embargo te alejas para evitar el contagio.
Asumo, sin remedio, la desdicha y lo absurdo de la condición humana.
La verdad tradicional es fugaz e impalpable como tú.

Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

Ad líbitum