miércoles, 31 de octubre de 2007

Fito, te necesito

¿Saldré de la prisión de cristal ilesa y sin remordimiento?
Esperaré la señal para escurrirme por la coladera
cucarachas: acompañantes apestosas en mi huida
mandatos estridentes y de vez en cuando la necesidad de escapar de este vehículo animado.
No sigo ni paro sobre esta caja vacía: Maldito músculo palpitante, déjame.
El corazón es un medium que predijo catástrofe.
Saldré por la puerta trasera, por debajo de las piedras
me pisarán las máscaras.
Que lo dioses druidas lancen un hechizo
a quien mandó la mala suerte. Lo convertirán en serpentina
o mejor en un ser de luz para que su amargo dolor hacia la vida perezca.
Pronto estaré contigo, Fito Páez. No me esperes.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Armario de los placeres presenta…

El escritor mexicano Xavier Velasco presentó durante la décima feria del libro Saltillo 2007: “Éste que ves” sus memorias de infancia. Relata la historia de un niño que fue y es Xavier Velasco. El escritor guardó durante muchos años esta novela y la escribió cuando la crónica ya no le dolió más.

El lector vivirá en estas páginas ¿qué se siente ser un niño que no es tierno ni feliz? Veremos la situación de un infante que se batió para sobrevivir entre el ataque de los niños ordinarios. El autor descubre al regresar a esa etapa de la vida que la infancia no es como la cuentan las hadas.

Los invito a conocer los monstruos de Velasco quien fue un crío a quien no respetaban por ser diferente: un niño escritor que detestaba la escuela y ella lo detestaba a él. “Éste que ves” presenta la vida de un peque que no fue popular y entró a la soledad para evitar el ridículo.

“Éste que ves” nos entra en la médula y nos invita a atender a los niños diferentes. Nos ofrece herramientas para comprender el comportamiento humano. El autor se da el permiso de reflexionar y olvidar.

Xavier Velasco peleó contra la hoja blanca para mostrar el conflicto de sus primeros años: una infancia llena de miedos. Es un héroe porque aguantó la violencia y la discriminación de su realidad impuesta y complicada.


Carta a Marco. Su Frida me congela.

Marco, su Frida me congela

Tengo un vergonzoso resentimiento hacia la obra de Frida Kahlo. Esa tarde de miércoles 12 de junio mantuve con llanto detenido una larga depresión, porque conocí a los malos vecinos de mi mundo ideal: los adinerados que se dejan seducir por la fridomanía.

Los pabellones de aquel vanguardista museo simulaban al rebaño desconcertado, atento, víctima de la tempestad de los lenguajes de Babel. ¡Qué maravilla ver a tanta personalidad sensible, reunida para observar detalladamente las pieza que forman la mente de la artista que fue capaz de plasmar las imágenes de su cabeza en un lienzo o en una madera con la única ayuda de un multiforme espejo.

¡Escúchame, Frida! Tengo dudas sobre ti. Dime ¿ahí te presentas como la máxima exponente de la mexicaneidad o como una simple poetisa irredenta o eres la comunista, la indolente de algunos piquetitos y quien mantiene la columna rota? Te sentí lejana, Frida. No eras la que había creado en mis sueños húmedos, eras una exhibicionista de la pena, la vergüenza de la mal querida. Tu belleza es pasmosa, tus óleos son de miel con pimienta. Seguramente estuvieron colgando en alguna casa de coleccionista de huesos rotos. Nadie me previno de la depresión que abrasaría mis entrañas. Las horas pasan y no puedo olvidar el murmullo de los visitantes al Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey quienes con sus mejores harapos se postraron frente a la belleza de tu dolor. Atisbé por la cerradura tu letra digna de un estudio paleográfico… (¿Continuará?)

Prohibido escribir

Hoy romperé las instrucciones para la ceguera porque no firmé papeles que avalen mi juramento. Olvidé la amenaza de domadores. Tú, mascota de la pubertad. Hoja de rayas. Estéril promesa de no verte, nada me detiene. El peligro late entre los dedos. La piel que cubre el placer espera curarse con manos milagrosas. Inevitable, la contención explota en mi cabeza. Estamos a unos minutos de recordarnos la felicidad y olvidarnos. Siente mi arteria aorta, arde en latidos intermitentes. Sólo por este momento, largo y cansado te guardaría en mi maleta y te llevaría al cerro. Durará nuestro encuentro lo que un reloj de arena en los juegos de azar.

Por suerte la tormenta tropical Erin se detuvo en Tamaulipas y desde allá lamenta la cita, la clase de inglés, el reflejo de su impotencia. Este cielo que no para de amenazarnos con su negrura. Tormenta que se vuelve a ver en el espejo con su coraje porque te vuelvo a abrazar entre gente desconocida que no leyó nuestra historia. La gota gorda de agua cayó en mi mano y tuve miedo que se detuviera el abrazo que te daré sin respirar.

A minutos de romper la regla, estoy. La lluvia tiene el poder de detener nuestro encuentro. Si se cae la nube en la ciudad, si ruge por naturaleza como yo de coraje, el tiempo se detiene y no podré tomar el té de tus ojos y Saraperos perderá por vocación.


Regreso a la rutina. Salgo del edificio de cristal. Mañana me lees como yo te corrijo, texto infiel. Infiel desde mi entraña. ¿Se cumplió? Así me gusta encontrarte, papel, pantalla, mancha de agua.

martes, 16 de octubre de 2007

Cicatrices deja aullido

Brenda Margarita Macías (Virgen Draco)

Para José Cruz Camargo

No me queda más remedio que esperar…

El quinqué

Soy quién intenta vivir dignamente en la soledad del asfalto, camino lento por las calles altas porque desde aquí brotan las clandestinas historias de amor y de peste que nutren el oficio del compositor.

José Cruz ¿me escuchas? Ven a desnudar mi historia del anonimato, ahora que nos sabemos la pieza azul de tu canción. Te escribo porque me miraba a los ojos en un mediodía triste. Con lluvia de letras brotando de tu cabeza me acerqué peligrosamente al tronco de la fragilidad humana. Suena el viento a la voz de un hombre muerto, casi se parece a la tuya, es tu grito que se aferra a la cama de dolor y canta para amortiguar su languidez.

La muerte nos llama cotidianamente. Todos los días toca a nuestra puerta en traje de violencia, soledad, aburrimiento, amor, odio. Pero no te dejaremos morir, José Cruz, porque tu muerte viene vestida de azul. No nos dejes por favor que nos derrumbamos sobre la vida y ya no damos más que monedas y miradas en estos tiempos oscuros. No te vayas, no huyas de nuestro fanatismo, déjate querer y consumir por nuestras alas quebradas de amor.

Quieto, te quedarás aquí en la bocina, en el recuerdo de mi oreja de estatua. Aún no me quiero ir a la cama sin tu grito libre y vivo, quiero seguir platicando de ti a ellos, los que escuchan con orejas humanas. Nos falta el sentido del murciélago para ecualizar tus lamentos y hacer música con ellos. Volverás a mi ciudad, ahora me voy, tremenda luz de Camargo. ¡Grítame antes de la derrota de la paz.

Multitudes envenenadas no lloren, sean cautivos y fríos para la aceptación. Esta noche esperamos levantarte de las sábanas porque queremos gritar contigo.

Quizá te busquemos caras que no reconoces. Siempre estarás en nuestra vida cantando. Recapacita, saca tu armónica y tócame un blues en español. Rescata a nuestro idioma de esos huesos. Párteme la madre, rájame el corazón, préstame tus ideas por un momento y alcoholízame el torcido rencor. Eres nuestro único consuelo de vivir.

viernes, 5 de octubre de 2007

¿Poema?

Lágrimas brotan amarillas
la duela blanda de nostalgia
pies inservibles y amorfos
basura de andar
tiemblo de aliento sin lengua
recuerdo escuadras manos sin caricias
venas verdes de sangre estallan
y lo tuyo es falsedad

es tremendo cargar en la cabeza un solitario cabello
como yo: articulación de palabras sin eses ni eñes

jueves, 4 de octubre de 2007

Abre los ojos


La fuerza de la naturaleza me mantuvo 9 meses sumergida en líquido amniótico, pero el 22 de mayo de 1984 a las 10:55 de la mañana conocí la luz, el dolor, la paranoia y los senos de mi madre: alimento sagrado. El trauma de nacer me mantiene viva, pero aún no logro comprender por qué razón fui arrojada al planeta tierra. La misión de estar en este medio ambiente como parte del ecosistema me sostiene, porque en cualquier momento pueden llegar las respuestas a los porqués que afectan a los filósofos del devenir histórico. Me acompaña mi pluma, un papel, la grabadora de apoyo a la memoria; por si algo se me pasa a la hora de conocer la verdad o comprobar la mentira.


México mi país, líder en surrealismo por las cabezas de cerdo colgantes en los mercados Benito Juárez de todo pueblo o ciudad que se precie de ser mexicano. Ven y visita el negocio de piñatas, artesanías de varios colores y nieves de sabores, ¿quieres una de tequila con pétalos de rosa? (Aquí no cuenta lo hecho en China ¿de acuerdo?) Mercados sobre ruedas contaminan mi calle los jueves por la tarde y un olor a carne quemada entra a mi casa, son los machitos de marranos freídos en manteca, saturadas fritangas de colesterol: bombas para reventar el corazón.


Dicen los que saben que somos víctimas del neoliberalismo, gobernados por la ultraderecha panista de posaderas azules: mandriles de trasero azul cobran impuestos. ¿Pluralidad? Pluralidad disfrazada de colores y amores de primavera.


Me he formado en el norte, precisamente en Saltillo, Coahuila: tierra consumista de cosas gringas. Sus bondades rebasan su pobreza, robamos y del nopal brotan tunas para alimentar a la población que explota, se reproduce y muere sin un lugar digno para reposar los huesos. Trabajaré toda la vida y parte de la muerte para pagar un funeral en servicios a futuro Martínez.


La capacidad de asombro de los pueblos mágicos se consume a fuerza de malls, centros comerciales y casinos. No los dejes en el olvido, que te parece si respiramos una noche el aire perfumado de Real de Catorce, pasaremos por el túnel de Ogarrio, visitaremos el pueblo fantasma y comeremos peyote. Te gritaré te quiero porque me encantan los espectros como tú, lector sin rostro.


Mi casa está perdida a mil leguas de toda tierra habitada, la escondí de la muerte; pero un día la Catrina nos encontró, nos amagó con cadena de decesos. Primero la abuela de 75 años, luego la perra Chihuahua y ahora una gata, la Chinita, de mi mamá que dejó en el abandono a 4 crías. Este último caso, el más reciente, me dejó un hueco. Sí, un hueco dentro del hueco de los ojos. Por aquí, por donde salen las lágrimas. Confirmo que los seres humanos abusamos del razonamiento y la insensibilidad. Guardamos una raza aria en las entrañas, un niño nazi que nos grita: ¡mátalo!, es negro, judío, musulmán, animal, estúpido o mexicano. Hasta ayer éramos una familia feliz de gatos, madre y hermano humanos.


Ésta que lees es una obsesiva, compulsiva, amante de las letras y la música, del arte que atrapa mi atención y se queda en los lienzos, en el ritmo, en la forma, en el fondo de los ojos de algún crítico. Viajo constantemente por los caminos de la música islandesa de Björk sobre equinos de Volta, Vespertine y Médulla...


Estudié la carrera en letras españolas y trabajo en la radio del gobierno de Coahuila. La estación se llama Radio Gente www.coahuila.gob.mx/radio y el programa que conduzco los lunes, miércoles y viernes a las 11 de la mañana es Café del Arte que produce el Icocult. También escribo guiones para noticieros televisivos, pero lo que a mí me apasiona es el teatro. Algún día me liberaré y estaré actuando en algún lugar lejos de aquí.


El teatro: próximo tema.



Regresaré... Olvidé decirte mi nombre. Me llaman, me identifican como Maggie Macías.

Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

Ad líbitum