jueves, 21 de agosto de 2008

Crónica de un ósculo

Eres mi arma mortífera, el aliento de la mañana que se define en la nada: el insomnio. Es contra-natura abrir los ojos a las 5 de la mañana sin luz solar, sin dormir y sin tus labios. Quiero estar contigo, bailar contigo, (enséñame a mover este vehículo del alma). Las cosquillas no dejan de insistir que en la madrugada de hoy te besé.

Con ciego silencio te imagino y te sueño. Esta necia amargura: lengua de sierpe te adivinó. Te cumplió un deseo. Anoche fumé un taquito de tu lengua. La luna dañó mis pestañas, no me cubren de tu belleza. Habitas el ático de mis pensamientos. Amo tu silencio, amo tus labios resecos de tanto esperarme. Te requiero, amor impetuoso. Perviérteme si quieres que te quiera. Te contemplo y lloro como tormenta.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Ruido de gatos muertos

Esta mañana sin mí en tu mente
escucho el grito
el alarido de las entrañas
el día extremo, el riesgo
el miedo de perder lo que no es mío.

El ruido.

El extremo querido necesario para sentir
las hormonas prisioneras nos impiden ver con claridad
las noticias debilitan mis ganas de reír.
Esto se acabó.
Lentamente me separo para evitarte el tajante adiós.
¿Por qué tengo que decidir?
Otra vez.

La mirada huyó, mis lentes rotos como labios quebrados, me abandonan
nada queda de mí.
Ahora me dedico a limpar el músculo sobreviviente que late, automática
mente
bloquea a los nervios enjutos --se aferran a los huesos--.
Mi alma --otra vez-- en transcisión en medio de la tierra baldía
de gatos muertos.

Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

Ad líbitum