viernes, 16 de noviembre de 2007

Siluetas y engaños

I
La tierra estaba tan fría aquella mañana cuando me levanté y no estaba, que creí que el calentamiento global se había disipado. El fenómeno se lo tragó en el sueño. Pero no. El recuerdo de esa primavera cuando lo vi por primera vez lo regresó a mi memoria; lo toqué en las escaleras; en esa, conocida, antigua construcción del arquitecto Zeferino Domínguez Villarreal. Ahí las lunas nos miraron de otra manera... nos ocultaron su voluble autoridad.

II
No he cambiado soy la misma desconocida.
Tardas: quiero nacer contigo en el ruido de los recuerdos...

Esta noche te espero como todas las noches...

Hoy en el día menos de vida quiero perderla contigo: te culparé de mi muerte prematura.

Pagas el funeral y me olvidas lento.


III

Soy el gato de ojos místicos que murió de curiosidad. Me ahogo en un charco de sangre. Esparce mis cenizas en el mar de la tranquilidad.



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Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

Ad líbitum