lunes, 17 de marzo de 2008

Autorretrato del poeta desconocido

Grita letras, el que busca desentrañar el misterio en la piel del otro. Con su alarido quiebra mi cabeza, abre el mundo de su mortalidad... En los rincones espera desplumar el ala de Melpomene con lengua, saliva, asco... derrama en su herida el enojo... Le quita la máscara de su hipocresía a la pobre Melpomene deshuesada y clavada del corazón para compartirnos su nitidez melancólica...

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Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

Ad líbitum