domingo, 10 de febrero de 2008

Engulle mi corazón, recorre los caminos, vive y deja hueco mi dolor.
Malgasta el mal carácter de mis antepasados
y pisa esta parte que me queda movediza...
Observa desde la ternura de otra fe
las plegarias de mi bandera que grita
a media asta, presa de mil silencios...
Exhíbeme, subasta desde la hondonada de mi estómago
el miedo y la tristeza, el brillo de los ciegos...
¿Eternidad? Suplicio, sin lugar... ¿adónde voy, sin tu aliento?
Ahora que agonizo y descubro que no eres mi poema favorito
y que no tienes corazón dionisíaco, sino parásito de amores y faldas
revivo de mi idealismo... me escondo de pena por que no tengo luz
tu bendición se fue a otra cabeza...
Desafié las leyes de Newton y ahora que te veo sin máscara
la rabia me comprende, me inyecta su pesadumbre...

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Armario de los placeres

Receptáculo de recuerdos, concepciones y sospechas.

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